La iluminación tiene un rol muy importante dentro de la experiencia del consumidor, no solo en comercios de hostelería, sino en toda la industria del retail. El correcto uso de la luz es lo que inicialmente establece el estado anímico del cliente, así como también crea dentro de los espacios distintas jerarquías para sugerir lo que se quiere vender o resaltar.

Estratégicamente la luz es fundamental,  más de lo que muchos comerciantes creen hoy en día. En nuestro estudio creemos, especialmente en hostelería, que la luz es capaz de crear una atmósfera favorable al negocio , para propiciar, por ejemplo,  amplias  y cómodas instalaciones que incentiven el mayor consumo o, por el contrario, un consumo rápido y acelerado que garantice la alta rotación.

En el caso de los restaurantes restaurantes, estas son las dos configuraciones genéricas que se suelen utilizar:

– Para restaurantes de servicio rápido o para la hora de la comida: la luz debe ser intensa y fría;  esto ayuda a una alta rotación de consumidores   y a captar la atención de clientes potenciales desde la calle.

– Para restaurantes formales de servicio completo: las luces bajas y cálidas se suelen emplear para crear un ambiente distendido , seductor  y cómodo, que estimula al cliente cliente para que permanezca más tiempo en el lugar.

Estos dos conceptos son muy fáciles de comprender porque suponen principios básicos de nuestro comportamiento como consumidores habituales, pero no son tan fáciles de implementar, sobre todo tomando en cuenta el trabajo y los detalles  que supone  organizar y coordinar cada parte del proyecto para que la iluminación quede perfectamente ubicada y esté al servicio de la mayor satisfacción de los usuarios garantizando el éxito de las ventas y el posicionamiento óptimo frente a la competencia.